domingo, 26 de febrero de 2012

Nueva entrevista de Robert Pattinson con The Sunday Times

LA BELLEZA DE LA BESTIA
Robert Pattinson habla de su cambio de los colmillos de vampiro por las artes oscuras de un seductor en serie en su nueva película, Bel Ami.
El vampiro favorito del mundo está en Berlin en una visita relámpago y, fiel al tema de los chupasangres, Robert Pattinson no está comiendo. Esta noche, pasará por la alfombra roja para la premiere mundial de su nueva película, Bel Ami, pero en el salón privado en el que hacemos esta entrevista — “Esto es elegante,” comenta mientras entra en ella — apenas se mete a la boca algo de la ensalada de pollo que ha pedido, a pesar de su ya conocido hambre. 


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Pattinson no es conocido por interpretar a personajes que sonrían o se rían mucho, así que la primera cosa de la que te das cuenta es la facilidad que tiene para hacerlo en persona. Vestido con un conjunto de color negro y gris, y estrenando un nuevo corte de pelo bajo su gorra negra, apenas se encuentra sentado con un paquete de cigarrillos Camel a su lado, antes de doblarse de risa hablando sobre el KitKatClub, un famoso club de sexo en Berlin, y su deseo de ir ahí con su familia. ¿Está bromeando? Eso espero. “Le hablé sobre esto a mi padre la otra noche, y pareció que estaba cómodo con el tema. ‘Voy de camino — vamos a un club de orgías.’ ”

El actor de 25 años ha estado en Berlín varias veces. Una de las mejores vacaciones que ha pasado nunca fue una estancia en el este cuando tenía 17 años, "Antes de se que volviese tan aburguesado”, ­ frecuentando bares que residían ilegalmente en edificios abandonados. Esos tiempos desconocidos forman marte del pasado de la estrella de Twilight, sin embargo, su deseo de ir al KitKatClub puede que diga lo contrario. La otra observación que hay que hacer es que Pattinson es un hombre muy guapo, pero su cara es menos ancha y plana que como parece verse en pantalla. Y hay suficientes imperfecciones para poder separarle de los estándares que hay establecidos en cuanto a los chicos guapos de Hollywood.

Es fácil ver por qué es el casting ideal para un vampiro rompecorazones, pero del mismo modo fue por lo que consiguió el papel de Georges Duroy, el insaciable mounstro del dinero y la lujuria en el corazón de Bel Ami. Esta adaptación de la novela de época de Guy de Maupassant marca el debut como directores a dos de nuestros más aclamados profesionales del teatro — Declan Donnellan y Nick Ormerod, los fundadores de Cheek by Jowl. De los otros proyectos que ha elegido Pattinson durante la duración de la gran red de seguridad que le ha supuesto Twilight, las dos primeras, Remember Me (2010) y Water for Elephants (2011), fueron audaces excursiones románticas, con muy pocas posibilidades de perturbar a la más rabiosa fan de Twilight. Bel Ami es donde la cosa se pone interesante.

Georges Duroy es principalmente el anti-Edward Cullen, un canalla oportunista que despiega el sexo como arma para conseguir ganancias de forma despiadada utilizando a la gente — literalmente, en este caso utilizando a las esposas de los hombres pertenecientes a la clase rica, interpretadas por Uma Thurman, Christina Ricci y Kristin Scott Thomas — en su ascenso desde un pobre soldado a un poderoso parisino. Cullen es el encantador y conmovedor vampiro que consigue a la chica; Duroy es el encantador y desalmado parásito que hace todo por su propio beneficio. Pattinson interpreta perfectamente ese hombre repelente, burlón y falto de encanto a la vez que seduce.

Mantenerse fiel a la fuente que proporciona Maupassant es uno de los muchos puntos fuertes de la magnífica visión que tienen Donnellan y Ormerod, y Pattinson admite que haber pellizcado un poco las ideas preconcebidas que surgieron a causa de Twilight fue un cebo original. “Pero mis ideas sobre ello fueron cambiando mientras lo hacía,” dice. “Georges sigue recibiendo golpes por todo el mundo, pero nunca aprende. Tiene éxito a causa de los puntos negativos de su personalidad. Nadie quiere ver a un idiota tieniendo éxito — esa es la razón por la que quise hacerlo.”

Por su parte, Donnellan y Ormerod se muestra predeciblemente efusivos en cuanto a su estrella: ambos alaban su “apasionado apego hacia nosotros” durante las dificultades financieras de la película, y le acredita con los adjetivos de “conocimiento e inteligencia”.“Hay una diferencia enorme entre Georges y Rob,” dice Donnellan. “Georges escala hasta lo más alto sin el más mínimo talento. Rob tiene montones de eso.” (Donnellan ve Bel Ami como una parábola dentro de la cultura moderna de las celebridades.) También atribuyen la idea de un proceso de ensayos de cinco semanas de duración con el actor, y movimiento sabio que le permitió disfrutar de sus nuevos conocimientos sobre la interpretación y la época. Se presentó cada día durante 10 u 11 horas.“Terminé haciendo unas locas improvisaciones mímicas porque llega un momento en el que te quedas sin repertorio con el que trabajar,” dice Robert. “Un día, Holliday [Grainger, su compañera de reparto] y yo, estuvimos encorriéndonos y gritándonos el uno al otro durante cuatro horas.” Pattinson no pudo explicar con claridad el proceso que le ayudó a meterse dentro de su interpretación, sin embargo, cuando llegó al set en Budapest en febrero de 2010, se mostró preocupado de haberse quemado con ello.

Por otra parte, Ormerod y Donnellan fueron dando pequeños pasos que acabaron en hacer su debut como cineastas. Ambos se concentraron en el diseño de la tapicería del proyecto, y por último en los actores. Pattinson los recuerda añadiendo una tira de cabezas de público en la parte inferior del monitor, pero la agraciada narración que aportaron a Bel Ami es un buen augurio para su traslado del escenario a la gran pantalla. “Me temo que ahora ya estamos mordidos,” dice Donnellan.

Publicada en 1885, la obra maestra de Maupassant fue chocante en su día. El autor sabía que estaba en otra época mientras lo escribía, su segunda novela — finalmente sucumbió ante la sífilis — y está infectada por un espíritu de hedonismo nihilista, de entregarse a los instintos básicos mientras se pueda, tal como dice el antireligioso Duroy de esta forma: “Esta es la única vida; no hay nada después.” Pattinson desearía que hubiesen conservado una parte cercana al final en la cual Georges se convierte en un crucifijo y le da gracias a Dios por su buena fortuna. “Se hizo de la manera más blasfema,” dice, “pensando en Dios como su fuese Papá Noel, lo cual fue divertido. Hay un montón de misterio en la película. No es tan graciosa como pensaba que iba a ser.” 

Está llena de sexo, sin embargo, con Pattin­son deleitando en numerosos in numerous abrazos, la mayoría con la dulcemente amorosa Clotilde interpretada por Ricci. ¿Qué es lo que cree él sobre lo que pensarán sobre Georges las fanáticas de Twilight? “Tengo curiosidad por saberlo,” dice. “Él no resulta ser tan malo como yo quería que fuese, así que no creo que nadie se ofenda.” Pattinson tiene razón sobre eso — Georges es peor en la novela. En cuanto a las Twihards, las describe con más compejidad que la mayoría, explicando que son un grupo de personas mentalmente literarias que la mayoía no había visto una película que sea de años anteriores a la saga Twilight. Siempre le están dando libros, o eso parece; hoy, alguien le dió la obra de un poeta griego de los años 50. Habiendo presenciado una premiere de Twilight en acción, profeso el asombro que la gente es capaz de desatar tales gritos sobrenaturales que podrían ser dignos de estudio. “Quizá lean un libro de la misma manera,” dice con una sonrisa, mientras hace mímica como si estuviese sosteniendo un libro abierto. “ ‘Él se quita la camiseta...’” Abre la boca y suelta un grito ahogado, después estalla con una risa.

Una vez Pattinson dijo que esperaba que ­Twilight fuese a ser una película “independiente e importante”, en vez de ser una franquicia taquillera vinculada con las grandes empresas de comida rápida. También ha expresado una serie de envidia sana a la manera en la que su compañera de reparto, Kristen Stewart — la cual ya se asume por completo que es su novia, a pesar de que no habla de ello — se alzó a través de películas independientes antes de ser contratada en la saga empapada de angustia de Stephenie Meyer, mientras que él está teniendo que ajustarse en sus propias películas independientes mientras ya es famoso. “Nadie me creería nunca sobre este tema, pero yo no veo esto como algo enorme,” insiste. Son las secuelas lo que él ha encontrado más difícil. “El punto general del personaje es que no cambia, pero después de un tiempo piensas, ‘Se me están acabando las ideas.’ Hubo un pequeño trozo en la última película en el que él y Bella tienen su primera pelea, y casi no sabía cómo interpretar eso porque no es que vayan a romper.”

De manera extraña, nuestra conversación es interrumpida cuando el hotel empieza a poner una horrible canción pop en la habitación.“Esto es del soundtrack de Twilight,” dice Pattinson mientras sonríe tristemente, sin que sea divertido. Afortunadamente, la canción se termina justo a tiempo para que Pattinson reflexione sobre dónde quiere que se dirija su carrera después de que Breaking Dawn — Part 2 cierre las cortinas a la saga. El pasado verano, filmó la película Cosmopolis de David Cronenberg, en la que interpreta a un egocéntrico billonario que busca el sentido en su riqueza (“Uno de los guiones más extraños que he leído nunca”), y ahora mismo se encuentra balanceándose entre tres proyectos, ninguno de los cuales será hablado ahora ya que se tantea la posibilidad de cortar cabezas si eso ocurre.

Parece inseguro sobre hacia dónde quiere dar un paso adelante, explicando eso, sin un personaje al que referirse, “Nadie va a ir y decir, ‘Consígueme a Pattinson’. Siempre me doy cuenta que los mejores guiones se han escrito teniendo a las persona concreta en mente, pero ni siquiera sé quién soy yo realmente en términos de cine, y no hecho el trabajo suficiente para tener a un público que perciba algo. “Sigue siendo, ‘Oh, ese es el chico de Twilight intentando hacer algo diferente.’ Soy muy consciente de lo que creo que la gente cree que soy, de lo que provoca mi alocado comportamiento”. ¿Dónde se ha de trazar la línea? “He rechazado un proyecto para interpretar a un marine porque no quiero que los marines digan, ‘Esto es una vergüenza.’ ” Su risa suena hueca esta vez. “Quiero hacer algo donde tenga una pistola, donde tenga que correr por ahí un rato.”

Durante los últimos cinco meses ha estado viviendo en Los Angeles, su temporada más duradera en la ciudad de la industria, pasando ese tiempo en tres casas diferentes y un hotel — una realidad nómada forzada a vivir debido a la naturaleza de su fama. ¿Una de esas casas pertenece a Stewart? “Ummm...” duda. “Simplemente pienso que es mejor no hablar sobre esos temas.” Cuando le digo que George Clooney dijo recientemente que echaba de menos los días en los que podía andar por un parque y leer un libro sin ser molestado, Pattinson revela que se encontraba conduciendo por LA hace unos días cuando alguien señaló la casa en la que vivía Clooney “cuando tenía a su cerdo como mascota y todo eso”. Se impresionó de ver que la casa estaba justo en la calle, sin protección ni nada.

“Me recordó que hace 10 años, incluso siendo la persona más famosa del mundo, podías seguir teniendo una casa en la que la gente no iría a acampar a la puerta. Hago todo lo posible para esconderme porque si alguien se da cuenta de dónde me encuentro, ya hay personas fuera 24 horas al día. Y eso es lo que te vuelve loco, porque no puedes escapar. Eso hace que no quieras salir de casa — y de ese modo no conoces a nadie y simplemente te encuentras increíblemente aburrido.”

Sin embargo, odia quejarse: “Las ventajas tienen mas peso que las consecuencias pero dolo por un márgen insignificante.” Pero es difícil pensar en otro actor de su edad en una situación similar — Zac Efron, quizá. To his credit, Pattinson no muestra su frustración en público, y está a punto de sucumbir a los altibajos de Sean Penn. Cuando la válvula de la presión necesita relajarse, como seguramente necesita hacer, llama a sus padres, los cuales siguen viviendo en Barnes, el enclave junto al río del noroeste de Londres, lugar donde él creció. “Ellos creen que estoy loco,” dice. “Son las únicas personas con las que me dejo llevar diciendo cosas como — ‘¡Me voy a matar!’ Mi familia piensa que odio mucho mi trabajo, pero solamente es el aburrimiento lo que me provoca eso.”

Un par de horas después, con un traje negro y gris más apropiado, Pattinson camina por la alfombra roja de la premiere de Bel Ami. Se oyen gritos, pero no superan los niveles violentos — ­los alemanes son muy restringidos — sin embargo, una adolescente ha tenido que ser retirada de la multitud de los autógrafos por seguridad. Las lágrimas se derraman por su cara, lo cual podría ser simplemente por la angustia de ser apartada de la órbita de su ídolo. La película se proyecta con una cálida recepción, pero una azafata alemana abandona todo su decoro en el escenario después, ignorando a Donnellan, a Ormerod y a Ricci, y trasladando a Pattinson fuera de la linea de fans como diciendo: “Señoritas, le estoy tocando.”

El actor sonríe pacientemente — no puede escapar, incluso si no quisiese más. Lo hace mejor en la afterparty, escondiéndose de las miradas con sus padres y sis dos hermanas en un santuario. Si no lo hace, se tendrá que enfrentar a encuentros similares durante toda la noche. Pattinson fue visto por última vez aventurándose en la noche de Berlín con su familia, como dijo, de camino a el KitKatClub.  

Bel Ami se estrena el 9 de marzo.

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